En el siglo XXI se ha llegado a la conclusión de que la inteligencia académica no es suficiente para lograr el éxito profesional y tampoco garantiza el éxito en la vida cotidiana. Es en este contexto cuando aparece la Inteligencia Emocional.
En este sentido el profesorado no debe centrarse únicamente en la enseñanza de modelos de conductas correctas, sino que además ha de prestar atención a los sentimientos y emociones. Se trata de comprender el comportamiento del alumnado desde el punto de vista de las emociones y no solo de las actitudes; también se trata de enseñar una forma inteligente de sentir.
Es por ello que capacitamos a los maestros y trabajamos con los niños en:
• Autoconocimiento emocional
• Autocontrol de las emociones
• Automotivación
• Empatía y habilidades sociales
• Ser feliz a pesar de las circunstancias
• Vivir para servir
• Capacidad de conducta ética
Y otorgamos terapias psicológicas a algunos de nuestros beneficiarios.